jueves, 10 de enero de 2013

Hechos para dar Frutos. Marcos 4


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Dios es un Dios de excelencia por lo tanto exige resultados, y para esto nos hizo con la capacidad de dar frutos. Juan 15: 16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
El que no da fruto simplemente es desechado. Juan 15: 2 “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

Jesús siempre enseñaba por parábolas. V 2 “Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:
Jesús en esta ocasión nos habla de cuatro tipos de personas y de cual quiere el que nosotros seamos.
Dios nos da la semilla o sea la bendición. Semilla significa: algo que tiene vida en potencia. Que esta ahí pero no se ve. Para que se desarrolle depende de nosotros.
Jesús nos compara a los hombres como tierra, en la cual él quiere sembrar esa semilla de prosperidad, y de mucha bendición. Pero todo depende de qué tipo de tierra eres.
Veamos los tres primeros tipos de tierra que llevan al fracaso o a la ruina espiritual o secular en los negocios, o en el hogar.
1. El Camino. V 15 “Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.” Son los descuidados, los lentos, los que se dejan robar la bendición. Por pereza, desanimo. Etc.
2. Pedregal. V 16-17 “Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo;  pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.” Son personas que se mueven solo por la emoción, nunca tienen un plan. Ni tampoco calculan los gastos de lo que quieren hacer. Con el primer problema se desaniman. Lo que hacen no tienen ningún fundamento, ninguna raíz.
3. Espinos. V 18-19 “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, 
4:19 
pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” Se distraen con facilidad de su objetivo. No se concentran en lo que hacen. Codician muchas cosas y por lo general nunca consiguen una.
El cuarto tipo de persona es el ideal.
4. Buena Tierra. V 20 “Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y al ciento por uno.” Estos son los que producen, los que dan fruto.
¿Cuántos glorifican a Dios? Qué bueno, pero sabes una cosa: Dios se glorifica en que demos frutos. Juan 15: 8 “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Dios nos exige frutos de manera espiritual y de manera secular.
¿Cuántos tienen al Espíritu Santo? Amén...Qué bueno. Tener al espíritu santo es tener la capacidad de dar frutos. Gálatas 5: 22-25 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  5:23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  5:24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.  5:25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Que estamos dando, ¿si damos? o solo pedimos, en cosas sencillas, muchas veces nos enojamos por que los vecinos no saludan. Pero que das tú. Porque no tomas la iniciativa y en lugar de pedir un saludo lo das.
Como estas en el hogar con respecto del amor, de la tolerancia, del perdón. Etc. Si estás dando fruto o solo te limitas a pedir. Hechos 20: 35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Pero recuerda algo importante, tú y yo somos únicos y por lo tanto diferentes de los demás. Nunca te compares con los demás. Cada uno da fruto de manera diferente. Marcos 4: 20 b  “y dan fruto a treinta, a sesenta, y al ciento por uno” cuando nos comparamos nos suceden dos cosas: nos sentimos superiores a los demás o nos sentimos inferiores, y muchas veces hasta nos frustramos.

Solo recuerda que estamos hechos para dar fruto. Podemos comenzar con poco, pero podemos ir aumentando hasta llegar al cien por uno. 



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